Para profanar la aberrante opulencia
de las calles de la ciudad insensible
a sus problemas de salud;
a sus olores de violencia
(las cloacas de su lujo
de putrida aire tangible).
Salgo a recojer bichos
en mis suelas
de rencor, desaliento
(cuna de suicidio).
La anacreontica imbecilidad de las escuelas,
de buenos negocios,
futuros, placer…
homicidio.
Sujecion de creativos
y beneficiosos entusiasmos
para detener la pronta caida de un gobierno.
Y la gente que respira
y expira con espasmos
con certeza que no puede esto…
esto ser eterno.
Si la vida a generaciones se ha de vivir
y ya existia otra
que a esta llama loca
y me hace con derecho
mas gritar que decir:
“la vida tiene tiempos
y, creo, este nos toca”.
Para vivir una sarta de dias sin opcion
con gente que tu no escogiste…
ni te conocian,
toma mucha paciencia,
hipocresia, comprension
para hacer mas livianos los malos dias.
Tener que ver
que de prisa se van moviendo
entes pensantes que desean llegar
(me gusta que mas bien van pretendiendo)
a esas paredes que mal llaman hogar.
Susto. Ciclista inoportuno.
La banda embellece,
optimiza la plaza.
Y corro entre ventas de dos por uno
pues, preocupado, alguien me obliga a ir a casa.