26 de Enero 2011
Te uniste a tus Padres, tu edad se hizo eterna.
¡Cómo me gustaría vivir uno de tus días otra vez!
Y ahora aquí estoy con esta firme resolución:
voy a reproducir tus virtudes y tu bondad,
y al final, los que me conozcan,
sabrán que viviste bien.
Sabrán que tu vida es digna y ejemplar.
Y así te recordaré.